miércoles, 08 de julio de 2009
Los desvalidos
Ganarse la vida honestamente, hasta en el desempeño del más humilde trabajo, no es humillante, particularmente en esta época, donde conseguir empleo es un serio problema, ante la notable falta de oportunidades.
Cientos de miles de pequeños, medianos y grandes empresarios, como es del dominio público, se están viendo obligados a cerrar, reducir su planta de trabajadores o en su defecto recurrir a la ejecución de paros técnicos, en espera que las cosas mejoren.
Los ofrecimientos gubernativos a favor del desempleado, no han pasado de mera oferta por infinidad de motivos, lo cierto que la desocupación aumenta y con ello que mucha gente desesperada por no encontrar trabajo, se vea precisada a delinquir para estar en condiciones de llevar a su casa algo para comer.
Desgraciadamente en esas acciones ya se registran excesos, al incrementarse los robos domiciliarios, los asaltos a transeúntes en plena vía pública, así como a comercios y bancos, aumentando los secuestros y que esos nuevos delincuentes influenciados por la necesidad, sin pensarlo mucho se estén alineando al crimen organizado y eso realmente es peligroso, preocupante y perjudicial para la sociedad.
Por si fuera poco, la falta de fuentes de empleo ha venido a propiciar que abunden los pedigüeños, que con solo estirar la mano en demanda de ayuda y poniendo cara de circunstancia, se estén convirtiendo en serio problema social, en nuestras principales ciudades.
Están llegando las cosas a los extremos que la gente de bien al salir a la calle, tiene que llevar a la mano buena cantidad de monedas, para ayudar al pedigüeño o personas que a simple vista parecen enfermas, lesionadas o incapacitadas para ganarse el sustento por si solas.
Hay otras que pidiendo limosna han hecho su forma de vida ubicándose en cruceros de calles y avenidas de intenso movimiento automovilístico, acercándose a los conductores con la mano estirada en demanda de ayuda económica y hasta se molestan con el que no coopera, como si eso fuera obligatorio para el conductor.
Las Marías pedigüeñas, se establecen en zonas turísticas enviando a sus hijos a limosnear, siendo quizás los más osados en esas artes, pues en ocasiones se ponen a jalonear la ropa del paseante gringo, porque esos niños han sido adiestrados por las madres para pedir dinero, acudiendo a esos medios.
Los lava carros ambulantes, también son un problema, pero no para el automovilista, sino para las autoridades, toda vez que el agua que utilizan en esas tareas de limpieza, corre por los pavimentos de las calles y si los asfaltos se encuentran deteriorados, el líquido elemento activa la aparición de baches que en poco tiempo se convierten en tremendas zanjas a causa del constante ir y venir de vehículos.
Menos mal que los lava carros, al través de su trabajo se ganan la vida y los dineros que ganan les permite llevar el sustento a sus hogares.
Luego están los franeleros, dedicados a darle trapazos a los vehículos, esperando la propina de los dueños de vehículos, sus ingresos fluctúan entre 100 a 300 pesos diarios y si el día les va mal, su jornada de trabajo les dejará de ingresos 50 devaluados pachucos, en este caso abundan los pacheros, desde luego que no le hacen daño a nadie, siendo además una de tantas maneras de ganarse la vida, sin cometer delito alguno.
El trabajo de voceador, siempre ha sido considerado como digno, mereciendo el respeto de todos, aun cuando ha habido autoridades municipales que han tratado de combatirlos, porque su presencia en vía pública, afectan el panorama y buena imagen de la ciudad.
Luego están las antorchas humanas, que se paran en las esquinas lanzando fuego por la boca, así como los niños malabaristas, los músicos ambulantes, los vende agua, chicles o dulces y gentes que piden ayuda para atender a los alcohólicos anónimos y a los que padecen sida.
Total que para salir a la calle, hay que cargar con suficiente cacharpa a fin de ayudar al necesitado.
http://www.el-mexicano.com.mx/noticias/estatal/2009/07/08/359125/ensenada.aspx
Los desvalidos
Ganarse la vida honestamente, hasta en el desempeño del más humilde trabajo, no es humillante, particularmente en esta época, donde conseguir empleo es un serio problema, ante la notable falta de oportunidades.
Cientos de miles de pequeños, medianos y grandes empresarios, como es del dominio público, se están viendo obligados a cerrar, reducir su planta de trabajadores o en su defecto recurrir a la ejecución de paros técnicos, en espera que las cosas mejoren.
Los ofrecimientos gubernativos a favor del desempleado, no han pasado de mera oferta por infinidad de motivos, lo cierto que la desocupación aumenta y con ello que mucha gente desesperada por no encontrar trabajo, se vea precisada a delinquir para estar en condiciones de llevar a su casa algo para comer.
Desgraciadamente en esas acciones ya se registran excesos, al incrementarse los robos domiciliarios, los asaltos a transeúntes en plena vía pública, así como a comercios y bancos, aumentando los secuestros y que esos nuevos delincuentes influenciados por la necesidad, sin pensarlo mucho se estén alineando al crimen organizado y eso realmente es peligroso, preocupante y perjudicial para la sociedad.
Por si fuera poco, la falta de fuentes de empleo ha venido a propiciar que abunden los pedigüeños, que con solo estirar la mano en demanda de ayuda y poniendo cara de circunstancia, se estén convirtiendo en serio problema social, en nuestras principales ciudades.
Están llegando las cosas a los extremos que la gente de bien al salir a la calle, tiene que llevar a la mano buena cantidad de monedas, para ayudar al pedigüeño o personas que a simple vista parecen enfermas, lesionadas o incapacitadas para ganarse el sustento por si solas.
Hay otras que pidiendo limosna han hecho su forma de vida ubicándose en cruceros de calles y avenidas de intenso movimiento automovilístico, acercándose a los conductores con la mano estirada en demanda de ayuda económica y hasta se molestan con el que no coopera, como si eso fuera obligatorio para el conductor.
Las Marías pedigüeñas, se establecen en zonas turísticas enviando a sus hijos a limosnear, siendo quizás los más osados en esas artes, pues en ocasiones se ponen a jalonear la ropa del paseante gringo, porque esos niños han sido adiestrados por las madres para pedir dinero, acudiendo a esos medios.
Los lava carros ambulantes, también son un problema, pero no para el automovilista, sino para las autoridades, toda vez que el agua que utilizan en esas tareas de limpieza, corre por los pavimentos de las calles y si los asfaltos se encuentran deteriorados, el líquido elemento activa la aparición de baches que en poco tiempo se convierten en tremendas zanjas a causa del constante ir y venir de vehículos.
Menos mal que los lava carros, al través de su trabajo se ganan la vida y los dineros que ganan les permite llevar el sustento a sus hogares.
Luego están los franeleros, dedicados a darle trapazos a los vehículos, esperando la propina de los dueños de vehículos, sus ingresos fluctúan entre 100 a 300 pesos diarios y si el día les va mal, su jornada de trabajo les dejará de ingresos 50 devaluados pachucos, en este caso abundan los pacheros, desde luego que no le hacen daño a nadie, siendo además una de tantas maneras de ganarse la vida, sin cometer delito alguno.
El trabajo de voceador, siempre ha sido considerado como digno, mereciendo el respeto de todos, aun cuando ha habido autoridades municipales que han tratado de combatirlos, porque su presencia en vía pública, afectan el panorama y buena imagen de la ciudad.
Luego están las antorchas humanas, que se paran en las esquinas lanzando fuego por la boca, así como los niños malabaristas, los músicos ambulantes, los vende agua, chicles o dulces y gentes que piden ayuda para atender a los alcohólicos anónimos y a los que padecen sida.
Total que para salir a la calle, hay que cargar con suficiente cacharpa a fin de ayudar al necesitado.
http://www.el-mexicano.com.mx/noticias/estatal/2009/07/08/359125/ensenada.aspx